El Anillo Único

Un Anillo para el Señor Oscuro, sobre el Trono Oscuro en la Tierra Negra de Mordor donde se extienden las Sombras. Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas, en la Tierra de Mordor, donde se extienden las Sombras.

El Anillo Regente, el último de los Grandes Anillos en ser forjado. El Señor Oscuro, Sauron el Maia, lo forjó en los Fuegos del Destino, en la Forja de Hierro del Monte del Destino en la zona de Udún, al noroeste de Mordor. Tras esto partió hacia Eregion y tras tomar la cudad y torturar hasta la muerte a Celebrimbor, líder de los Mírdain, los Altos Herreros Élfos, para que le revelara la ubicación de los Anillos, desató un poderoso hechizo de unión sobre la forja de Celebrimbor, atando todos los Anillos allí forjados al Único. Cuando aquel que lo porta extrae de él todo su poder, o en su defecto echa a las llamas el Anillo, aparece un mensaje brillante en la Lengua Negra de Mordor que reza: "Un Anillo para gobernarlo a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anilo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas, en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras". Aquel que utilice el Único y extraiga la totalidad de su poder, recibirá varios dones, pues el Único puede controlar a todos los portadores de los Anillos de Poder, leer su mente o esclavizarlos, tal y como ocurrió con los portadores de los Nueve, que fueron convertidos en Nazgûl y forzados a servir a Sauron en la brecha entre esta vida y la siguiente. Además, en su creación Sauron imbuyó su alma en el Anillo Regente, por lo que no puede ser expulsado de este mundo hasta que el Anillo sea totalmente destruido. Otro de sus poderes es la capacidad de ampliar los que su portador ya posea, en relación a su estatus, necesidades y capacidad de Espíritu. El Anillo posee voluntad propia, inclinada siempre hacia la destrucción. Es capaz de abandonar a su portador en el momento más inoportuno, si no es capaz de someter la Voluntad del Anillo. El Anillo irá absorbiendo el Espíritu de quien lo posea, adquiriendo mayor poder y voluntad, y fortaleciendo por tanto a Sauron. El Anillo llama a la codicia de aquellos que perciban su presencia, a excepción de aquellos demasiado buenos, demasiado simples o demasiado astutos. El Anillo no posee poder al emplearse sobre seres más poderosos que su creador, si es que tal cosa existe.

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